
Las grandes masas de agua ejercen una atracción fascinante.
Son espejos abiertos al cielo, un principio de encuentro entre lo celeste y lo telúrico.
En otros países, los grandes lagos son marcas fundamentales de la identidad, donde residen fuerzas que dan sentido a los relatos colectivos.
Son espejos abiertos al cielo, un principio de encuentro entre lo celeste y lo telúrico.
En otros países, los grandes lagos son marcas fundamentales de la identidad, donde residen fuerzas que dan sentido a los relatos colectivos.
Estás imágenes son del Lago Arenal, en Costa Rica, realizadas en la orilla que ubicada en Tilarán.
Y curiosamente este lago tan hermoso no tiene todavía ese peso, como símbolo geográfico que sí tienen los volcanes o los picos de Talamanca, en el imaginario costarricense.
Quizá se deba a su origen reciente y artificial como embalse.
No lo sé, a mi me resulta de una belleza embriagadora.
Y curiosamente este lago tan hermoso no tiene todavía ese peso, como símbolo geográfico que sí tienen los volcanes o los picos de Talamanca, en el imaginario costarricense.
Quizá se deba a su origen reciente y artificial como embalse.
No lo sé, a mi me resulta de una belleza embriagadora.





“Sariputra, la forma es vacío
y el vacío mismo es forma;
el vacío no se diferencia de la forma,
la forma no se diferencia del vacío;
todo lo que es forma, es vacío;
todo lo que es vacío, es forma...”
y el vacío mismo es forma;
el vacío no se diferencia de la forma,
la forma no se diferencia del vacío;
todo lo que es forma, es vacío;
todo lo que es vacío, es forma...”

Una costa sin nombre