
La omnipresencia y accesibilidad de los equipos de captura fotográfica a veces nos restan la sorpresa y el misterio.
Pienso que eso explica el interés de muchos por recuperar la experiencia de la fotografía química, las cámaras instantáneas, los procesos alternativos o históricos que parecen fuera de lugar en el mundo del scroll down.
La perfección técnica e inmediatez de lo digital, va contra corriente de nuestros cerebros de monos inquietos.
Por eso se defiende tanto la estética del error, por eso disfrutamos horrores de los experimentos que no sabemos como van a terminar.
Quiero compartir con ustedes los resultados de uno de esos experimentos con mis alumnos.
Desde hace ya algunos años, enseño fotografía de naturaleza y fotoperiodismo a estudiantes extranjeros de educación superior, en el CIEE (Council on International Educational Exchange) en Monteverde.
Recibo estudiantes de todo tipo y nivel, con y sin experiencia, con y sin equipo, así que trato de dirigir mis cursos a la búsqueda del lenguaje personal, y entre los experimentos que hacemos están los de fotografía sin cámara: describir una escena con palabras en lugar de capturarla, y usar un viejo scanner de documentos para hacer imágenes por “contacto”.






Estas son técnicas que han llegado a mi gracias a otros. La fotografía a través de la escritura fue un ejercicio que nos puso el maestro Francisco Mata en un taller que tuve la suerte de cursar.
La fotografía con escáner, se la conocí primero a la talentosa Sara Mata.
Luego, ocurrió que Luis Roberto Chavarria, mientras cursaba mi curso de animación y el de fotografía de naturaleza en la UTN, perdió su cámara. Para no dejar los cursos, Luis Roberto, decidió echar mano a la “escanografía” para resolver las asignaciones.
El resultado de aquel experimento fue hermoso.
He decido compartirles estos proyectos, el video de Luis Roberto y las fotografías de mis estudiantes, porque pienso que sus resultados son profundamente evocadores.
¿Qué más podemos pedir a las imágenes que no sea ponernos a soñar?






Estos ejercicios me parecen importantes, en cuanto ejemplos de pensamiento divergente.
Creo que la creatividad se produce cuando el arsenal de la razón y la costumbre se ha agotado. Nos vemos ante la necesidad de aplicar métodos contraintuitivos para hallar soluciones.
No vas encontrar respuestas nuevas transitando los mismos caminos. Es necesario encontrase en situaciones de incertidumbre, cuando no hay soporte claro para el siguiente paso, donde se abren las posibilidades.